Enrique Lister Forján.

Militante comunista, nacido en una aldea de Galicia, en el seno de una familia muy humilde, con la cual, siendo todavía un niño, emigró a Cuba, en cuyo país pasó algunos años dedicado a diversos oficios. En 1932, tras una corta estancia en España, se marchó a la URSS, donde trabajó en las obras del ferrocarril metropolitano de Moscú, ingresando posteriormente en la Academia Frunze, en la cual adquirió conocimientos militares. Tres años más tarde regresó a España, empleándose como obrero de la construcción y participando en la mayoría de los conflictos sociales de la época, al tiempo que se encargó de dirigir la propaganda comunista en los cuarteles y otros centros militares, valiéndose de un periódico titulado Soldado Rojo. Al estallar la guerra civil era uno de los dirigentes de las Milicias Antifascistas Obreras y Campesinas, con las cuales participó en el asalto al cuartel de la Montaña, donde arengó a los sitiados, consiguiendo de esta manera que algunos soldados se incorporasen voluntariamente a la causa republicana. A continuación se marchó a la sierra de Guadarrama, al frente de una compañía de milicianos voluntarios que lo eligió capitán, permaneciendo en el frente durante algún tiempo, donde fue ascendido a comandante por méritos de guerra. Al constituirse el 5.° Regimiento, se convirtió en uno de sus principales organizadores, siendo nombrado comandante en jefe de dicha unidad a finales de septiembre de 1936. Allí desarrollaría una intensa labor, tanto desde el punto de vista militar como desde el ideológico, participando en gran número de actos propagandísticos y culturales, e influyendo, no poco, en sus seguidores a través de las páginas de Milicia Popular, diario del citado regimiento, en las que publicó multitud de órdenes y consignas. Más tarde fue nombrado jefe de la 1.° Brigada Mixta y, posteriormente, de la 11 División —verdaderas unidades de choque—, al frente de las cuales puede decirse que estuvo presente en todas las grandes batallas de la contienda: Jarama, Guadalajara, Brunete, Belchite, Teruel, Ebro —donde mandó el V Cuerpo de Ejército—, Cataluña, etc., interviniendo además, por orden del Gobierno, en la disolución del anarquista Consejo de Aragón. Ascendido a teniente coronel y a coronel, se reveló a lo largo de toda la contienda como uno de los jefes militares republicanos procedentes de milicias con más personalidad y que gozó de más prestigio y popularidad. Al finalizar la campaña de Cataluña volvió a la zona Centro-Sur, donde permaneció prácticamente hasta el final de la contienda, en que abandonó España, por vía aérea, y se trasladó a la URSS. En Moscú volvió a cursar estudios militares, participando en la segunda guerra mundial y alcanzando el empleo de general del ejército soviético. Desde los tiempos de la guerra española era miembro del Comité Central del PCE, pero en 1970 fue expulsado del mismo por sus diferencias con el sector carrillista. Algunos años después de la muerte del general Franco regresó a España, fijando su residencia en Madrid y asumiendo la jefatura del Partido Comunista Obrero Español, entidad de escasa influencia en la vida política del país. En 1986, tras la calda de Santiago Carrillo, se reintegró al Partido Comunista de España. Autor, entre otros libros, de Nuestra guerra, ¡Basta! y Memorias de un luchador. Durante la guerra civil, bajo el título de «A Líster, Jefe de los Ejércitos del Ebro», el poeta Antonio Machado le dedicó este soneto:

Tu carta —oh, noble corazón en vela,
español indomable, puño fuerte—,
tu carta, heroico Líster, me consuela
de esta que pesa en mí carne de muerte.
Fragores en tu carta me han llegado
de lucha santa sobre el campo ibero;
también mi corazón ha despertado
entre olores de pólvora y romero.
Donde anuncia marina caracola
que llega el Ebro, y en la peña fría
donde brota esa rúbrica española,
de monte a mar, esta palabra mía:
«Si mi pluma valiera tu pistola de
capitán, contento moriría.»