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Biografías de republicanos

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Jesús Hernández

por Fernando Hernández

La biografía de Jesús Hernández (1907-1971), nacido en Murcia pero alumbrado para la vida política en Vizcaya, parecía predestinada para conducirle a ocupar el más alto cargo dirigente del PCE. Miembro de las Juventudes Socialistas vizcaínas con nueve años, participó con catorce en el proceso de fundación del PC, siendo ya a esa edad secretario del Sindicato de Constructores de Carruajes de Lujo de Bilbao. Con dieciséis era uno de los “hombres de acción” del partido en Euskadi, participando en enfrentamientos armados con la policía y con los socialistas, en uno de los cuales intentó  volar la sede del periódico de Indalecio Prieto, El Liberal.

Miembro de la dirección nacional del PCE desde marzo de 1930, fue enviado a Moscú en 1931 para completar su formación política en la Escuela Leninista. Volvió a España en 1932 para integrarse, junto con José Díaz y Dolores Ibárruri, Pasionaria, en el Buró Político, asumiendo la responsabilidad de “agit-prop”. En diciembre de 1933 participó, con Pasionaria, en las sesiones del XIII Plenario del Comité Ejecutivo de la Komintern, en las que se analizó la problemática de la expansión del fascismo. En agosto de 1935 figuró como segundo responsable oficial, tras José Díaz, de la delegación española al VII Congreso de la Internacional Comunista, en el que se aprobaría el impulso para la constitución de los frentes populares antifascistas.

A comienzos de 1936 se hizo cargo de la dirección de Mundo Obrero y participó activamente en la campaña electoral del Frente Popular, que le llevaría a ser elegido diputado por Córdoba. Los gobiernos de guerra de Largo Caballero y Negrín le elevaron al Ministerio de Instrucción Pública en septiembre de ese mismo año, cartera que ocupó hasta abril de 1938.  Impulsó las Milicias de la Cultura –para la alfabetización de milicianos y soldados-, la fundación del Instituto Obrero de Valencia – destinado a proporcionar enseñanza secundaria a jóvenes trabajadores con aptitudes- y potenció el servicio radiofónico del Altavoz del Frente –que combinaba propaganda y entretenimiento en una programación diaria dirigida a los combatientes-. Por su destreza oratoria, fue empleado como ariete por el partido en los procesos de derribo de Largo Caballero como presidente del consejo de ministros, en mayo de 1937, y de Indalecio Prieto como Ministro de Defensa, en marzo de 1938.

A su salida del gabinete fue nombrado Comisario del Cuerpo de Ejércitos de la Zona Centro-Sur, manifestándose como notorio impulsor de la resistencia a ultranza. Stepanov, uno de los delegados de la Komintern , alabó sus conferencias en los cuerpos del ejército de Levante, que contribuyeron a levantar el decaído estado de ánimo de las tropas y de los comisarios en momentos tan críticos como los que precedieron a la caída de Cataluña. Tras el golpe del coronel Casado, Hernández permaneció en Valencia, alentando a las fuerzas que se oponían a la capitulación y mostrándose partidario del uso de la fuerza para imponer al Consejo Nacional de Defensa la restitución de la legalidad frentepopulista. Ante la salida del país de la plana mayor del PCE, y manteniendo una tensa relación con Palmiro Togliatti, organizó junto a Pedro Checa y Jesús Larrañaga la dirección del PCE que habría de pasar a la clandestinidad ante la inminente victoria franquista. Fue uno de los últimos cuadros comunistas en abandonar España, el 24 de marzo de 1939, en uno de los aviones que lograron despegar de la escuela de vuelo de Totana (Murcia).

Tras un breve periodo de retención en Orán (Argelia), se instaló en Moscú, donde fue designado representante del PCE en la Internacional Comunista. Durante su estancia en la Unión Soviética se ocupó de la situación de la emigración española, diseminada en hogares infantiles y fábricas. Sus intervenciones para mejorar las penosas condiciones de existencia de muchos de estos refugiados, agravadas desde la invasión nazi de la URSS, le valieron la consideración favorable de muchos de ellos. Su talante abierto atrajo a sectores del aparato del PCE críticos con la imagen dada por Dolores Ibárruri y Francisco Antón. Todo ello, unido a su capacidad para el trabajo político le convirtieron, en fin, en el candidato a secretario general que parecía gozar de la predilección de los dirigentes de la Komintern cuando se produjera el inevitable desenlace fatal que hacía prever la precaria salud de José Díaz.

Sin embargo, sus expectativas fueron frustradas por la acción combinada del entorno de Pasionaria y la dirección del partido en México. Hernández partió a América en el verano de 1943, con la misión de poner orden en la delegación comunista, reorientar las relaciones con el resto de la oposición en el exilio, y colaborar con los servicios secretos soviéticos en el operativo de sacar de presidio a Ramón Mercader, el asesino de Trotski. Sin embargo, y contra el criterio de un amplio sector del partido y del antiguo aparato de la Komintern, Jesús Hernández fue expulsado del PCE en julio de 1944, con el pretexto de realizar trabajo fraccional y actividades antisoviéticas. Intentó formar un grupo propio, el Movimiento Comunista de Oposición, en el que participó Enrique Castro Delgado, publicando el boletín Horizontes. Cuando la Kominform excomulgó al régimen de Tito en 1948, Hernández se acogió a la protección yugoslava para tantear, de nuevo, la formación de un partido comunista independiente, tarea en la que contó con el apoyo de José del Barrio, ex dirigente del PSUC e impulsor de los Círculos de Acción Socialista.

Ambos rompieron su colaboración en 1954, pasando Hernández a fundar en Belgrado, con Martínez Cartón, el Partido Nacional Comunista Español. Los últimos años de su vida los pasó como asesor de la embajada yugoslava en México D.F., donde murió en enero de 1971.

F.H.