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Periodistas y corresponsales extranjeros en la Guerra Civil española.

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Charles Donnelly (1914-1937)

Este poeta y periodista irlandés había nacido en julio de 1914 en una familia de origen humilde que gracias a los esfuerzos del padre de Charles fue prosperando económicamente. Donnelly recibió educación tradicional irlandesa es decir católica, conservadora y retrógrada moralmente. Trasladada la familia a Dublin, Donnelly fue expulsado de su nueva escuela quedando tirado en la calle sin decírselo a su padre. En esta tesitura hizo amistades con personajes dublineses de poco agrado para su familia que con la prosperidad se había hecho muy conservadora. Le metieron a trabajar de aprendiz y tras enmendarse relativamente se matriculó en la universidad. Escogió letras y se aficionó a la poesía en la larga tradición poética de los universitarios irlandeses. Iba poco a clase y volvió a juntarse con el movimiento republicano irlandés y su ala izquierdista. Suspendió en sus estudios y decididamente se pasó al activismo, donde conoció a los líderes irlandeses Frank Rayan y G. Gilmore.  Expulsado en 1934 de la universidad inició el recorrido de todo activista y militante del inicio de los años 30, huelgas, cárcel, piquetes, palizas y más huelgas, etc...

Tenía 20 años, y su padre le echó de casa, afortunadamente fue elegido miembro de la ejecutiva nacional del partido Congreso Nacional, iniciando sus colaboraciones periodísticas con la revista del partido. Volvió a la cárcel por incidentes en una manifestación y tras un mes de cárcel se largó a Londres donde encontró algún trabajo como periodista y articulista político. El inició de la Guerra Civil española, cuya coyuntura era muy seguida por la izquierda europea, animó el ambiente de izquierdas irlandés y Donnelly se puso a la tarea de organizar una sección irlandesa de las Brigadas Internacionales. A primeros de enero de 1937 llegó a la base de Albacete y se integró en el grupo irlandés que comandaba su amigo Frank Rayan y que formaba parte de la XV Brigada Internacional. Un mes después y con muy poco entrenamiento la brigada entró en fuego en el frente del Jarama donde se desarrollaba una intensa ofensiva rebelde. Los voluntarios de la XV, mal armados, mal instruidos y peor mandados fueron enviados contra un cerro fortificado que los franquistas defendían con una densa línea de ametralladoras. Era el cerro Pingarrón y Donnelly mandaba la compañía irlandesa, la compañía Connolly del batallón Lincoln. El ataque fue desastroso y las unidades se disolvieron como azúcar en agua. Apretados contra el suelo, protegidos por algunos arbolillos y los rudimentarios pozos que cavaron con sus manos, los voluntarios de la XV Brigada no podían moverse ni para adelante ni para atrás. Y así fueron cayendo hasta que llegó la noche y pudieron huir del lugar mientras los rebeldes iniciaban un contraataque nocturno. En la retirada Donnelly fue alcanzado al menos tres veces resultando muerto. Su cuerpo fue recuperado por otro combatiente irlandés y enterrado en las tumbas que la XV B.I. abrió en la retaguardia para sus muertos. Era el 23 de febrero de 1937 y Donnelly apenas llevaba en España dos meses, con él cayeron ese infausto día más de 170 hombres del batallón. Ante esta debacle militar, los voluntarios no se amotinaron pese a sus protestas, y en verdad es que era para hacerlo, pero como dice la historiadora Mirta Nuñez, la disciplina de la conciencia es la más poderosa de las disciplinas militares. Y a propósito de la temprana muerte de Donnelly añadiré que pocas unidades militares de la Guerra Civil española, cualquiera que sea el bando, aguantó tanto fuego y dolor como las Brigadas Internacionales. Honor a todos sus componentes y en especial a este poeta irlandés que vino a morir a España, expulsado de su casa y espero que recordado por sus paisanos.

En el frente compuso gran número de poemas, de los que publicó tres en la revista liberal de Dublín Ireland Today, poemas que —dice Tierney— «pueden sostener la comparación con la mejor literatura suscitada por esta guerra, junto a la de Orwell, Hemingway y Malraux». También escribió una memoria sobre la estrategia militar en España. Una recopilación de su obra fue publicada 1987. Y se le tributaron homenajes tanto en Dublín como en el Pueblo de Rivas en cuyo ayuntamiento se encuentra el cerro Pingarrón.